Amigos, hermanos, gente; gente linda, divinas personas que nos adoptaron y fueron nuestros padres, madres y -de nuevo y bien fuerte- hermanos.
Así nos vamos. Acá los dejamos.
Todo lo que podamos decir va quedar corto. Nos hemos reencontrado como seres humanos al lado de ustedes. Hemos aprendido muchísimo en este lugar que hemos descubierto y vivido con sus ayudas y compañías.
Gracias por hacer de nosotros nuevas personas. Por compartir las buenas, y por aguantarnos y sacudirnos en las malas. Perdón, perdón y perdón por lo que debimos y aun debemos. Ustedes nos dieron un lugar en su ciudad, algunos también en sus vidas. Se lo retribuiremos, discretamente, con una buena parte de nuestros corazones para recordarlos.
Qué maravilla es la memoria, que nos permite llevarlos con nosotros... Recuerdos de palabras, risas, ideas, gestos, canciones, ayudas, enseñanzas, momentos, nderakores (también puteadas y peleas, claro) son el tesoro que llevaremos con nosotros.
Dirá el futuro si somos dignos portadores de cosas tan buenas y si las volveremos a compartir debidamente con otras personas, donde sea que estemos.
Humanos, personas auténticas. Seres espontáneos y cálidos. Esas son las cosas que vienen siempre a la cabeza cuando nos preguntan (o repasamos) ¿cómo son los paraguayos? Gracias por contagiarnos, porque es fácil darse cuenta de que la argentinidad necesita diluirse un poco en la esencia más limpia y despojada del ser humano.
Personalmente, agradezco enormemente que me hicieran reír como nunca en mi vida (no es una forma de decir, esto es literal). Y también nos inspiraron mucho, en las buenas y también en las malas.
Entre la falta de palabras para expresar lo que fueron y significan -y la tentación de empezar a poner nombres- volvemos a quedarnos sin mucho que decir.
Recibimos mucho, aprendimos mucho; recordaremos y extrañaremos igualmente.
Si la suerte nos acompaña, vamos a caminar buena parte del continente buscando un nuevo hogar. Y, además de nuestros afectos argentinos, ¿saben a quiénes vamos a llevar en nuestras mochilas? Y son unos cuantos, eh...
Los queremos, los apreciamos como personas y les debemos mucho de lo mejor de estos años de nuestras vidas.
Gracias. Gracias amigos del Paraguay. Dos abrazos enormes y muchísimas gracias.
Hasta que nos volvamos a ver...
Nati y Rulo.