martes, 24 de julio de 2007

La mesa de las rimas


Martes. Hoy vuelven a juntarse los caballeros de la mesa de las rimas, en El Bar de la Paloma. Son cuatro tipos entrados en años y algunos dirían que ya tienen sus vidas hechas, sus familias formadas y sus raíces echadas. Pero más bien se diría que esas cosas les faltan y, cada martes, ese y otros temas alimentan las líneas de la mesa de las rimas del Bar de la Paloma.

Es bien curiosa la charla que llevan estos viejos muchachos en sus noches de copas. Los visitantes del lugar suelen voltearse y reacomodarse en sus sillas para oírlos con un disimulo generalmente muy poco disimulado. Todos preguntan sobre estos tipos raros, a veces susurrantes, más tarde risueños, recostados hacia el fondo del bar. Todos quieren saberlo y vuelven a preguntar: ¿por qué hablan así?

No importa por qué. Lo cierto es que estos cuatro hombres de copas también son hombres de letras y de sombras. Y como cualquier hombre que arrastra consigo algún pesar pasado y añejo, han visto despertar en ellos el suspiro de la poesía como la salida de emergencia al dolor. De cualquier manera, no es la tristeza de sus versos lo que más habla de ellos. De tanto vivir de la poesía, simplemente y sin distinción de ocasión, los tipos hablan así. Y ahí están, en su mesa de los martes. La mesa de las rimas del Bar de la Paloma.

Rubén es el viejo cabrón sentado en el lado más lejano a la puerta. El de las cejas tupidas que, juntándose al medio, le arrugan la frente y le oscurecen la mirada. Es del vino. No es el amigo del vino que es el viejo Octavio: es un tomador de vinos a tragos largos, un vaciador de copas de esos que hablan respirando por la boca y gruñen hasta cuando muestran satisfacción. Después de la primera pasada del mozo, el viejo Rubén dijo

Este vino está caliente.
La botella, vieja y sucia.
Pa´ venderlo, el hijoputa
guardará un tonel de astucia…

Don Esteban se caracteriza por su amabilidad. Es un tipo caballero y muy educado sobre todas las cosas. Un tipo de cara redonda y blanca, mirada franca y una sonrisa permanente e invisible dibujada sobre un rostro a todos familiar. Tratando de suavizar la grosería de Rubén, aunque sin querer oponérsele, dijo

Amigo mío mesero, mi compañero no está entero.
No ha tenido un buen día y lo turba el nervio en un velo…
Si no es molestia pediría que me salude al cocinero
y me acerque una copa más con un poquitito de hielo...

Rubén escupió unas últimas líneas contra la mesa, dando por concluida la cosa:

La burrada del meta-hielo
pa´ salvar vinos cabrones,
más que de hombres caballeros
lo será de maricones…

Don Esteban miró al viejo Octavio, quien devolviéndole la encogida de hombros, se alejó del tema para deshacerse en elogios al Pinot que apenas estaba oliendo:

Fijate la burbujita que hace cuando se cae.
Envuelve un chiquito el aroma que va a contarme su edad.
Va soltando el airecito y empieza a mostrarme el gusto.
Ya imagino ese redondo suavecito en el paladar…

Enamorado de su copa, la volvió a mirar y la siguió olfateando con la nariz bien adentro, como quien persigue la huella de un recuerdo que no termina de reconstruir.

Ernesto es de esos tipos que no terminan de cuadrar con el grupo del que forman parte. Son sus modales, su forma de vestir o simplemente la forma de habitar esa mesa, diferente a la de los demás, lo que lo hace ver un tanto fuera del circuito. Y tiene una particularidad: por no decir que es un poco falto de palabras e ingenio improvisador, construye unos versos de rimas y métricas bastante poco usuales. Lo cual, en definitiva, es una excepción a su presencia, ya que es un hombre más bien callado. Asiente más de lo que dice. No obstante, le llegó el turno de hacer su pedido y le dijo al mozo

Buenas noches amigazo
voy a pedirle un jugo de vaso.
Es que mañana me levantaré temprano:
tengo que hacer unas compras… muy temprano.

Y pasó la noche del martes entre copas y versos. Como todos los martes en el Bar de La Paloma, se habló de fútbol, de política, de mujeres, de los problemas del mundo y de la solución de todos esos problemas. Y como siempre, todo tema sobre el que se habló se verseó. Esa es la especialidad de los tipos…

Esa noche, que fue particularmente breve, empezó a terminar con la despedida de Ernesto. Después de masticarla un ratito, soltó:

Como dije, mañana amaneciendo
me he de levantar.
Así que me voy retirando
para salir y también…
los voy a saludar.

Entonces todos se levantaron y al instante empezó un cruce de saludos sin fin entre los hombres de rimas, que se despidieron hasta la semana siguiente mientras se encaminaban hacia la calle.

Che, nos vemos el lunes,
a ver si mejora el vino…

Que tengan buena semana, agarro por este camino.
lamento no acompañarles, disculpen el egoísmo…

Andá nomás pelotudo,
no te calientes por estos tilingos…

Me voy camino a la luna a soñar con el Pinot,
en una semana volveremos, y a brindar con don Merlot…

Un gusto verlos de nuevo. El martes volvemos al rito
de juntarnos a la mesa a compartir el dulce vinito…

Chau amigos de letras,
disfruté mucho viéndoles…
A esta hora ya se termina el martes
y justito también… ya empieza el miércoles.

Ya me duermo en el sendero y camino hacia mis sueños
queriendo sean realidades, queriendo serles el dueño…

Y ahí se van los poetas de El Bar de la Paloma, arrastrando versos por las veredas que los van a volver a juntar en siete días. En otro martes de vino y bar... El único día que justificará el paso de una nueva semana de letras eternas.

jueves, 19 de julio de 2007

Estoy en mis días…


Un día como hoy, pero de este mismo año, no entiendo algunas cosas. Me quiero cortar un poco las bolas, pero a los problemas hay que ponerles huevo. Mejor me los dejo puestos.

Me acuerdo de viejas formas de actuar, al mismo tiempo que me lamento por ciertas viejas estructuras, con las que necesito aprender a convivir tanto como necesito despegarme de ellas.

Un día como hoy quizás sea como hace una semana, donde tenía seguridad de cuál era mi lugar. Pero siento que mi quintita se agrietó, se fracturó o desapareció por mil partes. Y no sé si quiero patear tanto para volver a tenerla.

Un día después de tanto ooooooleee me ensarté una vez contra la pared. Pegó fuerte y me dejó zumbando. Y me doy cuenta de que necesito ser lo suficientemente vivo para tener el mate entero y poder seguir. Así que la próxima voy a entrar despacito para tratar de que no se rompa.

Un día como hoy me tengo que callar la boca. Mañana, pasado y los que vengan también.


Un día como hoy, que ya es otro, retomé este texto con un desgano importante y repetido. Aunque con menos rollo que el día anterior...

Así que hoy voy a decir que nada me calienta tanto, y que se hagan dar bien dados todos los que necesiten. Y que voy a seguir boqueando, voy a poner huevo si quiero y voy a arriesgarlos cuando tenga ganas de hacerlo. Y cuando quiera me hago lugar y cuando quiera salto la puta pared y me escapo. Porque me la banco. Si me la quiero bancar, ¿tá?


lunes, 9 de julio de 2007


No por ser pensantes quedará objeto sin pensar.
No por ser trabajadores trabajaremos siempre.
No por ser parlantes hablaremos incansablemente.
Ni por ser humanos erraremos constantemente.

No por ser ambiciosos quedará aldea sin gobernar.
No por ser curiosos no dejaremos de preguntar.
No por ser racionales racionaremos sentimientos.
Ni por ser sentimental vas a sentir mi razonamiento.

No por ser buenos llegaremos a ser santos.
No por ser malos veremos caer más llanto.
No por ser constantes borraremos cicatrices.
Ni por ser poco compadres dormiremos infelices.

No por perdonar a uno jamás seremos divinos.
No por curar la tos llegaremos a otorrinos.
No por estar tan frescos mutaremos en pepinos.
Ni por más grosso que seas llegarás a un ajjjjentíiiiino!


Broken and Felt Down


Esta mañana rompí la cruz. Pensé rápido, quizás actué apresuradamente. O pensé en otras cosas y la rompí.
Y me colgué con las cosas que quizás despedazaba quebrando esa cruz pequeña. ¿Qué cosas se habrán ido a la basura con ese pedazo de símbolo?

Siempre colgada ahí, cerca de mí... Era un elemento más de mi lugar. Un elemento más y nada más. De mi lugar, nada menos. Era de ese tipo de cosas que significan cuando faltan y que, cuando no están, demuestran esa extraña y contradictoria omnipresencia imperceptible. Que iluminan esa vacuidad de la cosa que no se veía. Y que sin destacar, marca.

Pero esta sensación fue aun un poco más lejos. No la perdí: la destruí. La descarté y la hice desaparecer. Para que me marcara siempre y a cada paso por venir. Pienso en un aborto. En ese momento, difícil de dimensionar, en que se capa una vida que uno cree propia. Que uno manipula a inconciencia, justamente por considerarla como cosa suya. Como cosa de hombre, cuando es cosa de Dios.

Y, aunque nada de esto entiendo ni sé qué significa, todavía siento una imperiosa necesidad de saber cuántas nuevas cruces voy a cargarme encima por haberla destruido. O si esas condenas sólo estaban suspendidas marcándome desde mi arriba. Y de repente cayeron. Cuando la hice caer.

viernes, 6 de julio de 2007

Un garrón en el teléfono


Anoche llamé a Susana,
rogando lamer su pasión.
Me consoló ofreciéndome ayuda
para el Juego del Millón.

Ayer te llamé, Susana
atendiste al cuarto intento.
Sorprendida alardeaste:
“llama Rulo! Qué momentooo!!!”

Anoche le hablé a Susana.
Bien claro, conciso y directo,
le dije “¿Me amas, Susana?”;
Ella respondió “coorrectoooo!!”

Ayer me llamó Susana,
yo miraba viejos videos.
Me dijo que le mande un sobre
con etiquetas de fideos.

Ayer la llamé a Susana,
mientras miraba Canal á
Con profundo arte me dijo
“¿La SU la SA o la NA?”

Anoche celé a Susana:
su rating fue mi termómetro.
Aplacándome me dijo
“Ganaste un cero kilómetro!”

Ayer apuré a Susana,
Le pedí sexo y pasión
fue su frase sugestiva:
“¿Vas a hundirme el Galeón?”

Ayer hablé con Susana.
Preguntó por mi tía Marta
y después del chusmerío
deliró: “mandá más cartas!”.

Ayer la llamé al celu
su ringtone, muy expresivo,
rugía con gritos salvajes
¡de un dinosaurio vivo!

Ayer hablé con Susana.
Me confundió con un fulano
y me ofreció una luca verde
por bailar con los Susanos

Ayer jadeó Susana
(hablaba desde el camarín),
jadeante, meta matraca
con Monzón, Calvo y Darín.

Ayer me atendió Susana
y me dijo “Hola Ruli,
tengo lío con la demanda
al maldito Maestruli”

Ayer le dije a Susana:
“Estoy mal loca, viste”
Me dijo no “te hagas drama,
ni te pierdas el Show del Chiste”.

Ayer me cansó Susana:
harto de su banalidad,
le grité “tus brillos y bótox
no son mi felicidad”.

Susana conchuda y puta:
quiero ya que cambies el tono,
y cuando te pele el matambre
grites fuerte “me lo comooooo!”.