martes, 5 de abril de 2016

El temita de la Alquimia

Yo sé que en los últimos días y semanas anduve desaforadamente charlatán. Hablé, escribí, posteé, mensajeé. Yo sé. Lo sé, José. 

Bueno, entre tantas tontadeces, a veces salen algunas mistiqueces. Y esta mistiqués que voy a contar, claro, corre el recurrente riesgo de que, cuando uno cree haber descubierto o develado algo nuevo (porque, en realidad, para uno mismo efectivamente es algo nuevo), en verdad sólo se está dando cuenta de algo que ya andaba por ahí escrito hace no menos de cuatrocientos años. Y uno simplemente nunca se enteró por leer poco. En fin.

El temita de la Alquimia. Bueno, ¿qué se supone que es la Alquimia en el saber popular? La capacidad de convertir las piedras en oro. O bien cualquier material ordinario en otro material diferente, extraordinario y de gran valor. Valor Material. (Valor y Material, juntos; hemos de dudar firmemente). Pero asumimos que hay mucha gente alrededor del mundo invirtiendo su tiempo, dedicación, energía y recursos de todo tipo, y aprende brujería y practica hechizos, investiga propiedades de plantas y minerales y demás, y hace todo esto con el objetivo de exorcizar esa capacidad para poseerla, y ser finalmente Alquimistas. Para tomar algo mundano y ordinario, y convertirlo en riqueza. Lo primero que he de trastocar para esta interpretación es, tal vez, la primera burrada u obviedad de toda la cosa. Mi primer fragmento de lucidez fue: “Probablemente no son oro ni piedras literalmente, podría ser una metáfora”. ¡Oh, el hombre de las cavernas descubrió el fuego y las metáforas! Bien, de ahí llegaremos a afirmar a que todos podemos practicar la Alquimia. Y puedo asegurarlo desde mi experiencia, porque yo lo hice.

Bien. Tengo un amigo en Formosa, que es una muy buena persona y suele tener ciertas lucideces que a veces se me quedan pegadas. Una de las que se me quedaron pegadas es esta: “A la muerte no se llega con bienes materiales, sólo con recuerdos de buenos momentos y el amor de la gente que te quiere. La riqueza que pretendo acumular en mi vida se basa en eso”. A eso, yo le sumo que uno se lleva también lo que aprendió durante la vida. Y ahí vamos, a la Alquimia aplicada al aprendizaje. Que capaz, al final, es todo lo que hay.

Cualquier acción cotidiana y ordinaria, puede enseñar algo. Está claro que pagar el boleto del transporte y subir al vehículo, no siempre nos va a estar dejando una tremenda enseñanza existencial y mística. Sobre todo si tomamos el mismo transporte cinco o seis días a la semana. Lo mismo ocurre con el primer semáforo que nos topamos de lunes a domingo cuando salimos de casa. Pero una vez, tal vez la primera, tal vez la número tres ochenta, pudimos haber observado algo único en esa acción repetida, y eso nos dio una cierta luz de entendimiento. La que fuera, capaz sea sobre la destreza del chofer para manipular volante, palanca, pedales, espejos, café, mate o tereré y dinero para darte el cambio. O, mirando el cielo por vez numero siete mil, una tarde te das cuenta de que hay haces de luz que cruzan el cielo azul e interactúan con las nubes. Yo aprendí a ver eso el año pasado en Quintana Roo. Entonces, cualquier trivialidad cotidiana, cualquier “cosita”, puede convertirse en conocimiento teórico. Igual la curva de la pelota en un córner, un tic o una neurosis propia o ajena, o el giro de los pollos en las máquinas que los cocinan.

De las piedras al oro. De las cositas al conocimiento. Momento de amarrar los rodeos y declarar que la Alquimia es en realidad la capacidad que tenemos de convertir cualquier cosa que observamos, en conocimiento que atesoraremos. Y esa es riqueza que se acumula, y no se pierde. Y creo que no es poca cosa decir que el potencial de aprendizaje que hay disponible es prácticamente infinito, y que el tamaño de la riqueza que somos capaces de generar es tal, que no sólo dura para toda la vida. Va a durar para toda la eternidad. Ese es el Valor, la Fortuna y la Riqueza.

Y así son las trampas de algunas metáforas: las metáforas son, esencialmente, formas. Y algunos bien dicen que las formas son ilusión. La separación de las cosas que componen el todo, es la separación de las formas. Y algunos dicen que la separación es en sí una ilusión, y que es el principio de muchos conflictos de la Humanidad y también etcétera.

Y recuerden amiguitos: una cosa tienen en común el dinero y las palabras. Cuanto más se emiten, menos valor tienen. Así que mejor ya no estén leyendo pendejeces y mejor ocúpense de algo útil. Yo, desde acá y mientras tanto, les mando un abrazo.