lunes, 23 de febrero de 2009

Recuerdos de cosas imaginagasadas


Voy caminando por Santa Fe. Pasé hace un rato por la terminal, y ya doblé en Ovidios Lago, como a la gente le gusta decirle. Como le sale decirle...
Ya puedo ver a la gente revolviendo los armarios, los roperitos. Transito por ese ámbito familiar y simpático que alguna vez me proveyó de un gamulán bien conservado. Los nenes corretean provocando mas de un desmán.

Pero el destino de mi caminata está una cuadra más al norte, donde la calle se corta frente a la estación: el mercado retro. Como siempre vine sin un mango, de aburrido y curioso nomás.
Mientras estoy todavía parado en una vereda de la calle Wheelright, enfrente del primer puesto que encabeza el montón, preparo el mate. Se pasó el agua: la yerba hace esa espumita que parece decir: te viá pelá la lengua.

Emprendo la caminata después de sentir cumplida la promesa.
En el primer puestito, un tocadiscos Winco se ofrece como el adorno más preciado. La vedette rodeada de viejas cucharas de plata ya no suena. La vieja puestera ofrece además pulseras de malla de alpaca, insignias, fotos y discos... Sin poder destapar el termo, transpiro el descuido de la pava.

Me deslizo entre la gente mirando todo. No todo lo que veo es de mi agrado pero mis ojos se regocijan entre tan variado espectáculo. Unos cincuenta metros mas adelante y sobre la otra vereda me encuentro un colega coleccionista de chapas patentes. Intercambiamos historias y comentarios. Todo muy lindo, pero no pude venderle nada. Por suerte no aceptó el mate que le ofrecí con la mejor cara dura. Las vueltas del viento traen sucesivamente praliné, pororó y manzana, lo que desdibuja un poco la atmósfera del lugar.

Otro puesto: caros efectos militares. Un descendiente de alemanes con antiguos trofeos de guerra, y con mas historias que la madre, expone cascos, vestimentas, cartuchos, mapas. Su divagación es avasalladora. Me canso y me voy. El agua se enfría un poco y el mate se hace gustar.

El siguiente. Rubro: música. Los discos ni de colección: solamente viejos. Dyango, Nicola Di Vari y para atrás... Un par de instrumentos para nada retros se conservan bastante lindos. El tipo me acepta el mate que pasa desapercibido. La charla se pone interesante y variada. Justifiqué la salida.

Casi llegando al final, ya sin agua y con el sol bajando, en la esquina de Santiago me detengo en un puesto de diarios, revistas, postales y publicaciones interesantes. Ojeo lagunas cosas con curiosidad hasta que el sol me abandona.

Son las ocho menos cuarto. Consumí tan bien la tarde que hasta pasó inadvertida. No quedará registrado en mi biografía como un día memorable. Pero después de todo, es domingo...

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martes, 17 de febrero de 2009

Niños jugando.


Ayer en el micro a casa,
entre sueños, dormitando,
miré la ventana abierta
y vi niños como jugando.

Racimos de vidas nuevas
-¿eran tres o eran cuatro?-
que entre saltos y corvetas,
estaban y no jugando.

Sin risas y con piruetas;
con rondas pero sin cantos.
Eran niños que se hacían,
jugando... y no jugando.

Vi niños envejecidos,
hombrecitos descarnados,
nocturnos, niños de roble,
de los que no ríen payasos.

Vi niños haciendo piruetas
pero no jugando en el patio;
vi unos niños en la calle
pidiendo bajo un semáforo.

Y me vi a mí como niño,
y vi a mi niño llorando
en el dolor del pie descalzo
del niño que no jugaba
y, debajo de la luna,
caminaba con las manos.

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miércoles, 11 de febrero de 2009

Conservar


Si tenés un amor

cuidalo, acunalo.

Tenelo dentro de casa alejalo del frío,

del exceso de sol, las sequías y las tormentas.

Y cuidado...


Si tenés un proyecto

alimentalo, conservalo.

No te olvides del objetivo,

marcá las metas, planificá los medios.

Y cuidado...


Si tenés una idea

pensá, pensá, pensá.

Hacela madurar poniéndola a prueba,

evaluá los riesgos, hacé hipótesis y volvé a pensar.

Y cuidado...


Si tenés un deseo

sentí su energía empujándote.

Reíte con cada fibra de tu cuerpo

mientras soñás con el deseo cumplido.

Y cuidado...


Si tenés ganas de cambiar

evaluá el antes y el después.

Compará los pro y los contra,

administrá tus ganas por lograr un cambio óptimo.

Y cuidado...


Si tenés un destino por conocer

estudiá el mapa y los caminos.

No olvides la ida, la vuelta y el tiempo,

que siempre hay un costo y un día para estar de vuelta.

Y cuidado...


Si tenés un camino que empezar

investigá, averiguá las distancias.

Prevé y prevenite de alturas, el agua y la niebla,

tomate el tiempo necesario para empezar.

Y cuidado...


Si tenés un amor, idea o proyecto

querés caminos, destinos, deseos...

Cuidate de aislarlos, de conservarlos,

de sobreprotegerlos, sobreestudiarlos;

cuidado con repetir, repasar y repensar.

De quedarte, de cuidarte y no vivir.


Cuidate de tanta escuela del alma.

Cuidate de conservar.

Y andá...

miércoles, 4 de febrero de 2009

Mita´inside


Va conmigo codo a codo
y lo que me queda de él
quiero conservarlo todo.
Su Sí, sus armas, su modo.
sus ganas, su sueño y su ser.

Y le juro no matarlo
y prometo serle fiel.
Perdido he de buscarlo
y en mi viaje he de llevarlo,
por no alejarme de él.

No quiero dejarle morir
ni siquiera adormecerse,
que si se llega a dormir
puedo empezarme a aburrir;
puedo allanarme al perderle.

Entonces la regla del juego
es dejarlo salir y volver.
Llevarlo cuando me muevo
y compartirle aquello nuevo
que llegara yo a aprender.

Darle estímulo, alimento,
a su risa rienda suelta,
a su instinto, mis intentos,
a sus ganas, elementos,
a sus idas, idayvuelta.

De esto seré responsable,
de cuidar siempre a mi niño.
Con él, atento y amable,
generoso irrazonable
y de canas, bien lampiño.

Es autor de mi carpeta,
es soñador de mi sueño,
escritor acá en mis letras,
el que viaja en la carreta
que me hace al mundo pequeño;

porque es de mi creo el genio,
guardián y espantamacabra.
De mi quintaesencia dueño,
capricho en mi flaco empeño
inventor de mis palabras...