miércoles, 29 de octubre de 2008

bla, bla, bla…


Hoy amaneció con olor a día de fiesta. Con el mismo olor anochece, después de uno de esos chaparrones de atardecer que, cuando se van, parecen hacer salir el sol de nuevo y anaranjan las ciudades. Bajo el cielo son todas iguales, no jodamos. Acá, a 300 kilómetros, en Rosario, en el DF… a todos nos llueve igual, así como todos nos parecemos. Hoy también se pareció el aire al jazmín y el jugo a otra cosa que no me acuerdo.

Ahora los relámpagos descubren rincones y sombras en los edificios bajo el balcón. El río se escondió, transformado en un foso de una oscuridad temible e indeterminada. Canta Calamaro y me contagia las ganas de escribir tango. Me lo debo, pero desde hace unos meses no puedo escribir ni mi nombre. (¿Ochoteco con hache? No, Cristian tampoco). Antes de Calamaro pasaron unos cuantos, fue un día de música. Hay mucha Argentina, aun a la vuelta del viaje.

Estoy leyendo una historia del tiempo de la revolución. Esta vez la agarré con ganas y voy a buen ritmo. Al menos me acostumbro a los saltos de tiempo y me voy desasnando.

Estuve pensando también. Y me surgió (o quizás la vida me sugirió) una metáfora que creo realmente muy acertada. Y estoy tentado a pensar que no es por la pura vanidad del intelectual berreta. Pensé en el trabajo creativo para la comunicación, básicamente la creatividad publicitaria. Y el paralelo es el siguiente, hagamos el ejercicio juntos:

Rulo dice: Por sí o por no, ¿a vos te gusta hacer caca?

Vos respondés: … (Rulo supone que la respuesta es afirmativa)

Ahora…

Rulo dice: ¿A vos… te gusta la caca?

Vos respondés: … (y Rulo vuelve a intuir la respuesta, que esta vez sería negativa)

Y el punto es el siguiente: a mí, como a vos y muchos otros (de hecho todos los consultados, constipaciones más, hemorroides menos), me gusta hacer caca. Pero la caca no me gusta. Ni verla, ni tocarla, ni nada.

¿Y? Y me encanta mi trabajo. Tanto que lo defiendo y lo quiero aun cuando más se parece a la caca. Me gusta mi trabajo como me gusta hacer caca: me relaja, me da placer, necesito hacerlo. Pero aborrezco la caca que produzco a fin de cuentas y al final del gran ciclo publicitario: banalidad, superficialidad, consumismo, estupidez y más estupidez efímera.

Me gusta hacer caca y no me gusta lo que produzco y veo al final. Me gusta hacer publicidad e ídem.

Bueno, cosas como esa surgieron aquí y allá en este tiempo que, afortunadamente (iba a poner gracias a Dios, pero eso también lo estoy pensando) me estoy dedicando a pensar la vida, y no solo a vivirla. A veces pasa que apenas la transcurrimos, como si simplemente cumpliéramos con la asistencia para cobrar el presentismo… Así no, eh…

La lluvia también me diluyó a mí y al ímpetu de volver a escribir algo. El olor que parece jazmín vuelve exactamente en este momento como sugiriendo un buen momento para un final místico. O sólo pidiendo el fin al fin, sin nada de misterio. Calamaro terminó el repertorio y pide bis.

La ciudad es otra vez naranja pero ya del naranja alumbradopúblico y no quedan rastros de inspiración ni nada parecido. Pasan los colectivos y el camión de la basura. Será mejor así…

Todo cambio es bueno. Todo cambio es para mejor. Hasta cuando morimos.

Y con esta idea termina la historia. Y, por intentar que no termine tan desinflada y sin propósito, te cuento algo. A esta idea -todo cambio es para mejor-  hace poco la tomé para mi vida. Hace poco no, hoy. Y empezó siendo una idea para un comercial de televisión… Al menos se autoafirmó, dio el ejemplo y pasó de ser publicitaria a ideológica. Todo cambio es para mejor…

El final final queda a cargo de un amigo 2.0: como afirmó Horacio, los creativos somos como filósofos… pero de shopping.

jueves, 2 de octubre de 2008

Mis Letras del Mundo III


Amigos del BDR, como algunos de ustedes saben, alguien en algún lugar de Buenos Aires decidió publicar tres poemas míos en la antología Letras del Mundo, que sale a las librerías en febrero del 2009.

Debo decir que los poemas no me parecen realmente muy buenos, pero la alegría es tan grande que alcanza para compartirla con todos ustedes. Así que acá van... El primero creo que es el que vale la pena, el verdadero motivo del éxito (creo)...



Hijo

Hijo que has de venir,
¿cuáles son hoy tus caminos?
¿Ya tejió el punto el destino
en que los ojos vas a abrir?

Sé que faltan unos años
para verte jugar en casa,
llenarte de leche la taza,
y bajar tu fiebre con paños.

Pero tu papá hoy está loco.
Ya tiene ganas de verte
correr y crecer fuerte,
cantar mucho, estudiar poco…

Hijo hoy aun no sé
si venís varón o nena,
si tu nombre será Malena
o Juan Cruz te llamaré.

Pero tu papá ya te invita
y no va a hacerse el marmota:
juega bien a la pelota,
también a la comidita.

Hijo quiero darte amor
en un plato, con juego y palabras
y enseñarte abracadabras
para hacer salir el sol.

Y este mimo va a ser inverso
mañana, y con vos acá:
va a despertarme un "¡Papá!"
y hoy yo te acuno en un verso…

Hijo, vení que te espero
pa´ peinar un rulo pequeño;
es que ya te vi en mis sueños
y sin conocerte, te quiero.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Mis Letras del Mundo II


En la duda espera...


Este es el habla de una padre
que aun, en práctica, no lo es.
Y se angustia con el mundo
al que a su hijo ha de traer.

Esta es la duda de un padre
de un niño que aun no nació,
pero quizá ya vea el mundo
por los ojos del progenitor.

. . .

Hijo sueño verte acá
y tengo miedo de traerte
porque, lejos, donde estás
no ves a diario a la muerte,

el odio, la incomprensión
y las sombras bajo su capa
que habitan aquí las calles
que rodean nuestra casa.

Cuatro manos te abrigarán
para tejer madejas de sueños
pero sé que hay más que miles
de brazos para descoserlos.

Porque aquí la mezquindad
es estrella y consejera,
y me asusta que nos lleve
a hacer de casa, trinchera.

Tanto temo cortar el vuelo
de tu existencia precarnal
por que no pises este suelo
sembrado de ferocidad.

Pero al temor, la esperanza
por el amor que inspira tu vida,
va a blindar mi pecho hoy.
Tu otro pecho de bienvenida.

Tu carne no va a ser duda
no serás hijo del miedo.
Vas a ser mi vida, hijo.
Vos creeme. Que yo creo.

. . .

Y así crece el padre en el padre
del niño que aun no nació.
Mas entre dudas hoy lo ama,
Y con eso es padre. Es padre hoy.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Mis Letras del Mundo I


Y yo qué sé si existe Dios…

Y yo qué sé si existe Dios.
Sé que la pregunta es vieja
y entiendo, mi duda refleja
lo que ya preguntaste vos.

Cómo ignorar lo frecuente
de esta duda de una amiga
en metástasis repartida
hasta ésta y otras mentes

donde lleva miles de años,
pregones, enconos versados.
Tal vez pregunto yo atrasado
por inculto o por huraño.

Su Voluntad tan vasta y honda
que al pueblo pobre del agro
le ayude y obre milagros
y apague, no vidas, bombas

en las tierras en que hombres
a otros hombres aniquilan
y la vida, expectativa,
ve el paisaje allí y se rompe.

Mas también es realidad
que a uno su vida aprieta
y es sólo su propia opereta
aquella en que ha de cantar.

Y sabiendo ser uno más
a quien este barullo apunta
me arde menos la pregunta
que pensar qué hay detrás:

ante una duda de este tipo
creo mucho que es probable
que me cruce hoy los cables
el pastor llamado Edipo.

Y con eso creo entender
aun por comodidad o cinismo,
o quizá por miedo a mí mismo,
que no puedo dejar de creer.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Casualidades, idas, ideas y excesos.


El miércoles fui con un grupo de trabajo a una presentación. Sin querer, cuando me acomodé en el auto después de subir, tomé una llave que estaba en el asiento y terminé metiéndomela en el bolsillo. Después de volver me di cuenta de que me la había guardado y llamé para avisar que iba a devolverla al día siguiente, sin calcular en que en realidad podría tener todo ese día ocupado.

Una de las ocupaciones de este día era remojar la proteína de soja antes de cocinarla. De hecho, me acordé tarde y la puse en agua sin pensar que se me hacía tarde para devolver la llave. Fui a la lavandería y después a tomar el colectivo, sin darme cuenta de que tenía sólo un billete de 50 mil que el chofer no me iba a aceptar.

Entonces, cerca de la parada para no perder de vista la llegada del micro, pedí una empanada y una croqueta (sin pensar que quizás cambió de dueño o de cocinera el bar, y entonces el pedido resultaría un fiasco).

Después de que consiguiera el cambio (que lo consiguiera en un local vecino la vendedora que me atendidó), subiría al bondi para devolver la llave mágica; ya pensando que al cuete iba a volver a casa si ya había almorzado, sin razonar, sin embargo, que hacía mucho calor y la soja se estaba remojando condimentada fuera de la heladera.

Después de cumplir con la reoposición debida, caminé y pregunté por paradas de colectivos, líneas y direcciones como siempre. No pensé que iba a dar tantas vueltas pero en menos de media hora llegué al Cerro Lambaré (que si algún día lo quieren conocer, deben buscarlo en Asunción porque el cerro Lambaré no está en la ciudad de Lambaré).

Pregunté de nuevo y ya me encontraba camino a la cima, hacia donde seguí durante veinte minutos. Yo zigzagueaba con el asfalto, el silencio aumentaba, los bichos se negaban y el sol me hacía preguntar por qué no llevaba agua. Es que llegué sin pensar, compañero…

En el vaivén del camino encontré una cortadita de tierra que atravesaba una porción de monte. En realidad encontré dos, pero la segunda ya mostró un aire de necesaria e irrebatible invitación. En un ratito estuve arriba.

Era casi todo verde y casi todo silencio. A lo lejos, Asunción apenas era una postal que despedía un tímido rumor. No empezaba a digerir nada de todo lo sabroso del lugar cuando llegó un emisario de la urbe que estacionó, bajó, miró al vacío por la barandita y escupió dos veces sin dejar de seguir con la vista a sus blancos primogénitos avícolas. Me pregunté si eso tendría que ver con las extensiones del ego, como en el caso de los autos y los teléfonos. Pero rápidamente me respondí que el tema tenía tanto sentido como escupir y examinar el salto del hijo gallito.

Las cosas estaban en movimiento. A la paz vino el ruido. Al ruido la pregunta. A la pregunta la indiferencia. Y después la envidia...

Cuando más alto estás y más ancho es el horizonte, más celos te dan los pájaros y su liviandad, que pueden ir y volver de cuantos horizontes quieran. Sin embargo sólo dan vueltas por allá y aquí (¿gran indolencia, gran humildad o algo de humanidad?)

Desde abajo, de un suelo verde en transición y pintado de humedal, sólo llegan algunos zumbidos grises, un grito, gallinas y cachacas. No la oí, pero desde un patio muy lejos me llamó una cabra. Las motos de la primera avenida se acercan y se mezclan con las ranas del cerro. En el barrio de abajo los perros se agitan. Faltan minutos para las dos; es hora de las sobras de las sobras de lo que se consume en el centro.

Entre lo que parecen dos barrios hay una gran formación como de piedra. Parece la base de una pirámide escalonada, que completo mentalmente para viajar al instante y por un segundo a alguna antigua ciudad azteca. El chamán nunca llega, pero algún día lo voy a ver.

Doy una vuelta a la explanada de la cima y me acuesto un poquito a haraganear entre el cielo y el cerro. Es miércoles. En la ciudad apenas comienza el tercer turno tarde, y quedarán dos más. Me lo recuerda un prócer que mira fijo, mientras ocupa el segundo escalón del podio homenaje que remata el cerro. Abajo, más a mi altura, hay un indígena que me da la espalda… Me incomoda algo la ubicación que elegí, por la disposición del espacio y las miradas que se trazan y se niegan entre los tres.

El teléfono no funciona. Entonces pienso. Por suerte, a veces uno dialoga con su propio silencio y piensa. Recuerdo algo que escribí hace mucho:

Tengo miedo a que llegue el tiempo (…) y sólo me deje, con nada más que otra pila de incertidumbres y angustia. (…) ¿Será que tengo miedo de no tener brazos con los cuales luchar?
No sé adonde podría ir sin confianza y fe. Ni se si tengo fe, no sé qué es la fe. No sé adonde ir.
Que qué es lo que espero para empezar. Que cómo voy a terminar lo que debo. Que adónde llegaría, sin atinar a moverme a ningún lado.
No soy capaz de describir lo que siento. (…) ¿Qué carajo voy a hacer de mi vida?
No sé, no sé nada.
Nada.

Por suerte eso pasó hace años y tengo algunas cosas más claras (al menos terminé lo que tenía que terminar y fui a concer el cerro). Sin embargo esa vez, lo mismo que ésta, no tengo claro por qué habré escrito tantas palabras. Quizás bastaba nada más que una decena…

Sol, cielo, viento, calor;
silencio, pájaros;
ojos, manos;
tiempo y reflexión.

O quizá sea suficiente sólo con una… Podría ser vida.

martes, 26 de agosto de 2008

Ruta I


Poético es un árbol en invierno, cuando desnuda la sombra frágil del esqueleto que llora sus hojas.

Elocuente y transparente es una lágrima de sangre (cuando se llora con el corazón).

Metafórica y literal es mi mujer, durmiendo en mí después de hacer el amor. Siendo ella el amor, después de haberlo hecho.

Y cierto es que las imágenes que vemos no son lo que creemos que vemos, sino la luz que vuelve de las cosas. Porque cuando la luz no vuelve, nada tenemos que ver.

No nos apaguemos, por no perdernos la simpleza de maravillarnos con toda la poesía que se escribe en cada centímetro de nuestros mundos.

viernes, 8 de agosto de 2008

Milagro.


­
No recuerdo si tendría cuatro o cinco años cuando lo conocí a Franco Luque. A Franco Sebastián Luque.

Fraaanco Sebastiáaaan Luuuuuqueeeee... cantaba la señorita del jardín de la Escuela 19. Licha, Sarita, Alicia... no recuerdo cómo se llamaría. Pero tomaba la asistencia cantando y transformando la primera actividad del día en un juego adornado con el brillo de una voz que hoy suena en mi cabeza como hace veinte años.

Aquí estoy señoriiiitaaaaa... respondía Franquito de lunes a viernes y se levantaba para marcar su asistencia en una pizarra con cartelitos colgados, cada uno con un nombre escrito en color. Un ratito después llegaría mi turno.

Criiiistian Renéee Ochoteeeeecooooo... Aquí estoy señorita, cantaba yo también... sin pensar que aquellos niñitos de menos de un metro todavía no aprendían a reírse del nombre René.

Y ahora vuelvo a pensar en todo lo bueno y malo que aprendemos en un aula. Es bueno también no haber aprendido a ser lo que se debe, para descubrir que se puede ser lo que uno es nomás, sin temor a no encajar en el mundo que se modela en las escuelas…

Pero esa es otra historia. Y, además, la del pequeño Franco para mí es más linda. Porque, también, es parte de mi historia…

Con Franco marcamos a fuego nuestra infancia con todas las de la ley. Cagadas de todo tipo, inventos y experimentos, una pelea con piñas y todo, bolitas, chichones, hondas y pajaritos, diarrea, pelotas, globitos de agua, tatuajes de chicles, puntos en la cabeza, raspaduras, bicicletas, perros y cumpleañitos. Y palabras que, juro, recuerdo hasta hoy.

Ustedes también tuvieron un amiguito de la infancia y entienden bien de qué les hablo. Pero lo que me pasó va un poco más allá.

La semana pasada conocí a Franco Luque. A Franco Emanuel Luque, el hijo de aquel compañerito mío, Franquito.

Cabezón. Aparato. Quilombero como el padre. Y es la foto del tipo, loco… Y lo vi ahí dando vueltas en su propio cumpleañitos, mandando a sus amiguitos a cagar a palos a otro pibe porque le había hecho no se qué cosa…

Y era Franquito, era Franco Sebastián al lado mío… hace veinte años.

Puta madre… Qué milagro es la vida viejo…

sábado, 26 de julio de 2008

Mother in veins.


Este es un regalo que le hice a mi vieja por sus 57 años...


Madre en las Venas


Madre de pecho...
Del amor que se hizo leche y la leche que se hace vida.
Del futuro. De seres que están haciendo su futuro hoy.

Madre de pie...
En el socorro. En la llegada. En la espera y el camino.
Y en el andar del camino sobre el que otras vidas van...

Madre de ojos abiertos...
Que mira su propio futuro sin alejar la vista
de sus otros tres senderos; sus otras rutas de vida...

Madre de la conciencia...
Que ayuda a pisar la tierra cada vez que otra conciencia vuela...

De la constancia, de la fuerza y de la perseverancia en la aflicción.
De la espera en la ansiedad y la contención en el miedo.
Del amor, de la fe y del perdón.

De todo lo que da hoy.
De las vidas que dio. Y de lo que entregó a esas vidas.

De lo que ha salido de su pecho. Porque eso sólo de ahí sale...

miércoles, 16 de julio de 2008

¿Lo qué?


Yo te pregunto cómo es.
Vos no me decís cómo
porque no te gusta que yo te pregunte cómo es.
Yo no puedo saber cómo es lo que vos querés.
Vos no podés darme lo que necesito
y yo no puedo devolverte lo que esperás.
Porque yo no sé cómo es...
Y cuando yo mismo me pregunto cómo es,
¿para qué voy a responderme?
Si no importa cómo es para mí, sino cómo es para vos...
Y como no tenemos ni damos lo que el otro quiere,
volvemos al principio.
Y entonces yo...

viernes, 11 de julio de 2008

Hoy.


Hoy vuelvo a buscarme.

Y encuentro mi inconsciencia
escondida en una falda que cae desde una cintura que conozco.

Encuentro mi energía.
Entra a mí desde una sonrisa que ilumina amaneceres.

Encuentro mi risa.
Cuando me escapa para ir a vivir en un par de oídos que veo bien...

Encuentro mi camino.
El que tantas veces vuelvo a perder y encontrar
en un par de manos que cocinan las caricias más ricas.

Te encuentro y encuentro el futuro.
En un vientre blanco de una tierna gracia.
Sellado por la marca de la vida.

La vida que viene. Que es tuya y mía.

La que, algún día, nos va a dar más vida para vivir.

martes, 8 de julio de 2008

La boludez lingüística.


Confiado, Crédulo, Generoso, Dedicado.
Pasivo, Impaciente, Paciente, Soñador, Iluso.

Errático, Incoherente, Inconsistente, Descuidado.

Empeñoso, Aplicado, Expectante, Atolondrado.

Tonto, Lelo, Opa, Apático, Inepto, Grotesco.

Impetuoso, Caprichoso, Obtuso, Disciplinado, Ambicioso, Vicioso.

Agudo, Sarcástico, Irónico, Ácido, Sanguíneo.

Cerrado, Abierto, Ignorante, Proactivo, Desorientado.

Comprometido, Vulnerable, Nervioso, Humilde, Materialista.

Idealista, Inadaptado, Inmaduro, Inseguro, Visceral, Terco.

Influenciable, Melancólico, Detallista, Problemático, Clásico.

Superficial, Profundo, Efímero, Dramático, Vanguardista.

Naif, Histriónico, Revolucionario, Narcisista, Hedonista, Inocente.

Burdo, Chabacano, Básico, Vacío, Ético, Estético, Pragmático.

Dogmático, Reprimido, Reflexivo, Compulsivo, Obsesivo.

Solidario, Solitario, Culto, Caritativo, Responsable.

Vago, Ansioso, Depresivo, Víctima, Entregado,
Apasionado.
Abnegado, Trabadajor, Desubicado, Indiscreto, Atolondrado.

Paciente, Cómodo, Inexperto, Permisivo, Enamorado.

Íntegro, Letrado, Decoroso, Perezoso, Analfabeto.
Tarado.
Impaciente, Romántico, Infantil, Inconstante, Descontrolado.
Amigo, Colega, Sensible, Transparente, Atrevido, Permeable.

Joven, Sincero, Espontáneo, Intuitivo, Gracioso.

Manso, Tranquilo, Ermitaño, Consumista, Masoquista, Sensato.

Desbocado, Lenguaraz, Charlatán, Intelectual, Maniático.

Promiscuo, Intermitente, Estrambótico, Excéntrico, Agnóstico.

Religioso, Conservador, Feligrés, Creyente, Malo, Impráctico.

Atento, Reiterativo, Insípido, Anodino, Cansino, Platónico.

Poético, Susceptible, Pobre, Ególatra, Histérico, Fanático.

Amable, Canchero, Dadivoso, Participativo, Dubitativo.

Acomplejado, Alocado, Desinformado, Desactualizado.

Necio, Ausente, Perdedor, Ineficaz, Inhibido. Compañero
.
Idólatra, Auténtico, Estético, Tenaz, Perseverante, Cauto.

En una hora, encontré 177. Y debe haber muchas otras palabras que dejamos de usar cada vez que decimos “boludo”...

Parábola




El paisaje es un desierto.

Un desierto benévolo, cálido y apacible.

La brisa calma invita a la danza de tu pelo.

Vuela, me rodea, me cubre y me cuida.

Pero nunca me cuenta los secretos de tu corazón.

Y después vuelve deslizándose, acariciando la blancura del suelo.

Se eleva hacia adonde estás vos y yo te miro.

La luna se descubre detrás de tu hombro.

El cielo es infinito y oscuro, y las estrellas se agolpan para adornarte.

Y vos dirigís la orquesta.

Una gran puesta en escena espera los gestos de tus manos.

Con un ademán das comienzo al primer acto.

Todos los astros del cielo van detrás de la parábola de tus ojos.

El ambiente es imponente, magnífico.

Pero nada cambia tu sosiego y el gesto pasivo de tu cara.



Y yo estoy acá abajo.
Y te miro y observo el gran espectáculo.
Y pienso en qué más podría querer que esto...
Si tener al suelo para que me sostenga
y al aire para que me mantenga vivo
me resulta suficiente para ansiar por siempre
alcanzarte y entonces comer el pan de tu cuerpo
y beber la ternura de tus ojos.



viernes, 4 de julio de 2008

Ventanas


Me gustan las ventanas, porque siempre tienen algo para mostrar.

Aunque ese algo cambie en poco (o no cambie nunca), la ventana siempre se abre para ver y dejar ver.

Desde la ventana de mi depto veo el río que recorta la ciudad a pocas cuadras. Me gusta el dibujo del agua. A veces veo millones de escamas, otras veces son como pinceladas de pastel.
Y esa imagen siempre nueva e inmensa entra a mi casa recortada por la celosía de la ventana.

En la oficina hay una ventana por donde veo el cielo, atravesado por una docena de rejas muy altas.

También me gusta mirar el interior de las casa a través de sus ventanas. ¿Cuántos millones de historias que la televisión no cuenta podrían verse a través de esas ventanas llenas de verdad?

Hay muchas cosas que ver en las ventanas. Hay mucho para observar, con la paciencia y la quietud de una ventana. Y todo eso que hay, no está en una ventana como ésta.

Dale, apagá la máquina…

lunes, 16 de junio de 2008

LA PAYA(SA)DA.

Gente de acá, es un placer para mí volver a hacer de presentador. Esta vez, de un dúo de gauchos de este siglo: con ustedes, mi suegro y yo... boludeando en horas de trabajo.


Pelando guascas.

Don Carlos dice:
Me has invitado a payar,
y sin dudarlo acepte,
solo me falta saber
sobre que vamos a hablar.
Me gustaría preguntar,
si no es mucha indiscreción,
por que el hombre con su acción
solo vive haciendo el mal
.
 
Rulo, el gurí dice:
De ninguna indiscreción se prive
ante un hablador tan indiscreto.
Hoy yo lo invito y le espeto:
entre coplas sólo arribe.
Pero mejore lo terrible
de su floja ortografía.
Y aquí, en la respuesta mía,
tema claro se describe...

Don carlos dice:
Veo que a mi pregunta
aun no has contestado

y también me has acusado

de mi floja ortografía

por eso ahora te pido

que me marques las erratas

o termines la sanata

y te declares vencido.
 
Rulo, el gurí dice:
Sólo, qué, acepté y otro qué,
van, mi amigo, con acento.

Mas es corto mi momento

pa´ poderlo aleccionar.

Mejor prefiero indagar,

pa´ ir avivando la pica:

¿tan poco se quiere y conoce

que es "Carlos " con letra chica?

Don carlos dice:
La humildad es la razón
de escribir con letra "chica",
el ser grande no se explica
con el tamaño'e la letra,
en su accionar se perpetra
la grandeza del humano.
Pero estás esquivando hermano
a mi primera pregunta.

Rulo, el gurí dice:
Soy facon pa´ la pelea
¿y pa´ qué le viá mentir?
Si basta con sólo decir
que torié hasta a mi agüela.
Y si esto al fin lo anima,
toriarlo es motivo puesto.
Afine hasta el último verso
y no me abandone la rima...

Don Carlos dice:
Lo lamento por la Abuela
por tener un nieto perro
que se quiere hacer el Fierro
y no le llega a la suela.
Si hay algo que no me anima
es mi pregunta primera,

¿no halló respuesta certera
y me reclama la rima?

Rulo, el gurí dice:
Y viá aceptar la experiencia
del hombre que no pelea.
Aunque cree más que crea
en esta poesía-ciencia.
Y pa´ aplacar su impaciencia
va clara respuesta mía:
hablemos de idolatría.
Me interesa su creencia.


Tata Dió...

Don Carlos dice:
Mi creencia de hoy es ancha
aprendí a creer en todo,
Santo, Dios o Cuasimodo
te hacen mas fácil la cancha
si te ganás su favor.
También creo en el Saber
y en el amigo Poder,
y no sé cuál es mejor.

Rulo, el gurí dice:
Medio credo compartido
nos piala en comunión.
El saber, en mi opinión,
es al poder buen motivo.
Pero ando perdido hoy
con el tema "creo en Dios".
Me pasó por ir en pos
del amigo Sigmund Freud...

Don Carlos dice:
Si andás perdido hoy
con el tema "creo en Dios"
sos un suertudo vos,
le ganaste a Sigmund Froid.
pa' dudar es necesario
primero haber creído,
está muy bien asistido
aquél que duda a diario.

Rulo, el gurí dice:
A diario me enredo en la duda;
a diario es que vivo perdido.
Cuanto más he conocido
tanto más lo hice pregunta.
Pero esta vez me apunta
la duda en el paredón:
si descreo en este Don
mucho se me irá a la puta...
 
Don Carlos dice:
Tener a diario una duda
está bien y es saludable
pero no es aconsejable
vivir perdido en la oscura
sinrazón del gran ¿por qué?
Su camino está trazado
aunque no lo vea marcado,
lo dude o lo crea usted.

Rulo, el gurí dice:
Supe estar muy saludable
y dudar a oscuras perdido.
Y hoy, siendo feliz, digo:
hasta sufrir es adorable.
Pero si ya marcó el destino
el camino hasta el final,
a futuro no habrá mal
si no falta viola y vino.


Jarros, estacas y cartas...

Don Carlos dice:
Que no falte, mi estimado,
viola y vino hasta el final
pero tampoco habrá mal
si agregamos un asado.
No sé si es existencial
este sentir tan profundo
pero completa mi mundo
la parrillada ancestral.

Rulo, el gurí dice:
Me relamo complacido
ante esta invitación
y a aquella combinación
ya agregamos su pedido.
Pero seamos prevenidos.
No se mueva de la silla,
que se arriman a la parrilla
el truco y el falta envido...

Don Carlos dice:
Como soy muy precavido
a la falta digo "paso"
pero no me voy al mazo
y con retruco lo convido,
y no es por ser atrevido
pero me escondí una flor
pa' que no viera el color
del as que tengo escondido.

Rulo, el gurí dice:
Para no olvidarlo anoto
el poroto de ese paso.
Y aleje nomás el mazo:
quiero otros tres porotos.
Pero ahora algo noto
y la mano se coarta:
¡a mí me dio cuatro cartas!
Calentita quedó la moto...

Don Carlos dice:
Es la ley de los tramposos
llevar en la manga una carta,
y decir que lo coarta
si descubren el embozo,
saben bien hacerse el "oso"
y embarullar la jugada
pero no es una pavada,
¡guarda! va a terminar en un pozo

Rulo, el gurí dice:
No entendí el último coso
¿será que me embarullé?

¿O se habrá cabriau usté

por aquello de la moto?

Mas que truco tan curioso

y con tanteador futbolero:

terminó sólo uno a cero

y con eso tapé otro pozo...

Don Carlos dice:
¿Dónde se jugó el partido?
no escuché gritar el gol
ni vi la pelota al sol,
¡me debo haber perdido!
Pero resultó divertido
verlo perder la parada
enfrentando al as de espada
con el siete entumecido.

Rulo, el gurí dice:
As de espada no apoyó,
no puso el lomo en la mesa.
¿Perdí yo la parada esa
que usté dice que no jugó?
Y como aquí se diluyó
la sobremesa que se daba
viá tirarme como taba
un ratito en el colchón.


Y ya pa´ la tarde...

Don Carlos dice:
¡Eso me gusta amigazo!
y ya lo estoy imitando
me voy a ir retirando
para pegarme un sueñazo.
Cuando despierte yernazo,
voy a convidarlo a usté,
con mate o con tereré
si lo puedo alejar del vaso.

Rulo, el gurí dice:
Sabe usté que soy del tinto
(sin yerba, que la tripa arde).
Pero a las cinco ´e la tarde
el brindis va a ser distinto.
Y si lo pongo ´e cocinerita
no es confianzudo que  soy.
Sólo por el fresco de hoy...
¿no me hace unas tortas fritas?

Don Carlos dice:
Délo por hecho mi amigo,
que ya están amasadas,
y viene también la empanada
jugosita, y le digo
que cuente también conmigo
para el guiso o carbonada,
la buseca o feijoada,
sepa que acá hay un amigo.


Mi suegro Don Carlos, el Padre de la Novia...

Rulo, el gurí dice:
¡Y amigo de los mejores!
Pa´ reir y charlar un tranco.
Al que sirvo con mesa ´e banco,
sólo un jarro y tenedores.
Porque usté me sacó temores
de lo que es ser yerno y suegro.
Me pregunto y quizá lo alegro:
¿existirán suegros mejores?

Don Carlos dice:
Tenelo bien por sentado
que existe un suegro mejor,
alguno muy cuidador,
otros te dan prestado.
pero soy medio alocado
y vos te llevaste un primor
mejor cuidalo con amor
o puedo caerte pesado.

Rulo, el gurí dice:
Creo que es como el asado:
hasta pipón y con panza llena
a veces te infla la vena
y queré escupí el bocado.
Y felicito al del asado
por el lomo que enganché.
No sé si lo cocinó usté,
pero está bien adobado...

Don Carlos dice:
No me sobés más el lomo
que ya se me está pelando
y si te sigo aguantando
es porque me sobra aplomo
no pensés ni por asomo
que el camino estoy limpiando
te podés ir preparando
¡si la hacés sufrir te como!

Rulo, el gurí dice:
Pa´ sufrir y pa´ reir
ya los dos tomamos turno.
La euforia y lo taciturno
hemos sentido devenir.
Y mi camino descubrir
no hace falta amigazo:
a mí me lleva del brazo
la que usted mandó a parir...

Don Carlos dice:
Y me dejaste pensando
que es hora de concluir
aunque debo de admitir
que esto me estaba gustando.
y para ir acabando
me agradaría decir
que sirvió para medir
que somos buenos payando.

Rulo, el gurí dice:
Confieso que anduve pensando
yo también en el final.
No porque nada esté mal...
al contrario, disfrutando.
Pero trato de estirarlo:
en tres estrofas, si le parece
dele el final que merece
a este poema, don Carlo.

Don Carlos dice:
Como te dije fue un gusto
haber paya-sea-do con vos.
Es lindo escribir de a dos
y si me diste algún susto
no fue jugando al truco
si no diciendo quien sos,
me has provocao mas sollozos
que cebolla fuera ´el tuco.

Espero otra invitación
después de que me reponga
ahora dejo que disponga
de la gran publicación.


Carlos Mariño y Rulo, allá por el 2008...

domingo, 15 de junio de 2008

Vuelos.


Picaflor con un ancla.
Mariposa de cemento,

sólo alcanzarás el cielo de una hormiga voladora.


Pájaro de un ala.
Ave de paso en tierra,

aprende a volar de a poco. Intenta volar de cerca.


Vientre rellano al viento.
Impulso del décimo intento,

ve hacia dónde volar e intenta aterrizar a tiempo.


Alas hasta la luna, que de lejos y cerca aluna.

jueves, 5 de junio de 2008

Una vez en mi diván (Poesía Inmediata)


Una vez en mi diván
me encontré yo con mi vida.
Inquieta y entretenida
la sentí al verla pasar.

Atolondrada, en verdad,
mil cosas se fue perdiendo
por sólo sentir el viento
rozarla en velocidad.

Y me dije, la verdad,
atendé qué andar de tonto
el correr e ir tan pronto
sin detenerse a mirar...

Y ahí es que entra a tallar
el rollo de mi terapia;
el gozo de antropofagia
que es, de mí mismo, manjiar.

Y si algo debo apuntar
son las gracias a mi dotora.
Me ayudó a disfrutar todas
las cosas que veré pasar.

De sufrir a dibujar
de abrir una herida o un tetra
de haber escrito esta letra
tecleando en el celular...


lunes, 2 de junio de 2008

Hola... ¿te puedo molestar?


El sábado caminábamos con mi novia por el centro de Asunción, no lejos del departamento. Yo había tenido una noche de soltero con mucha comida y bastante vino. Casualmente conocí el Santa Helena, que hasta esa noche lo tenía como un vino de los baratos. Pero después de un par de tragos, pasaba bárbaro acompañando al pescadito de Luis.


Esto no sería importante si no fuera porque, al otro día, la resaca me puso particularmente sensible. Casi místico diría. Y mientras caminábamos me colgaba mirando mucho a la gente, a los rostros. Sentía el calor del sol en un día nublado y húmedo, características extrañamente poco usuales en el invierno asunceno. Respiraba… no sé qué respiraba. Pero se sentía lindo.


Esto no sería importante si yo no hubiera evitado entrar a una tienda que estaba en liquidación, como para no cortar tanto divague ñembo* trascendente. Le dije a Nati que la esperaba afuera, que iba a dar una vuelta por la Plaza de la Democracia y que nos encontrábamos en diez minutos en Palma y la calle del Banco de Fomento (el que alguna vez Pachi, después de unas copas, rebautizó como el “Banco de Cemento”).


Esto no sería importante si yo hubiera caminado efectivamente por esa calle. Pero agarré para la otra esquina de la plaza y, a los pocos pasos, vi algo que me llamó la atención. Una huevada, pero bueno… las huevadas me llaman. Era un pequeño stand, frente al cual se habían juntado unas cinco o seis personas. Y como la gente atrae a más gente, me sentí atraído por el éxito del cosito.


Esto no sería importante si no fuera porque, no sé por qué, aun interesado no me animé a acercarme y apenas pasé mirando de costadito. Llegué a entender que en el lugar promovían alguna causa social, haciendo una especie de rejunte de adhesiones. Y que además vendían remeras a 20.000 guaraníes.


Esto ni siquiera lo recordaría, si no fuera por lo que vino después. Que me hizo retener fotográfica y vívidamente lo casual y sobre todo lo normal que eran las cosas… hasta ese momento.


Me di por vencido en mi intención de enterarme algo del stand. Agaché la cabeza muy casualmente y, mientras pensaba que tenía que mandar al zapatero esas botas que mi vieja me compró para Bariloche, me colgué mirando el dibujo que hacían los cordones de soga.


Y todo esto, que no lo hubiera escrito si no fuera porque que no me lo voy a olvidar nunca, conduce a la amiga que entra a cuadro a continuación.


- Hola, ¿te puedo molestar?


- Sí, sí. Decime…


- Estamos juntando firmas para que Multicanal ponga Archix. Es un canal que pasa animé, Naruto y todos los dibujitos japoneses. También tiene gentai y series animadas de los ochenta. Necesitamos llegar a mil firmas… ¿¿¿querés firmar???


- Y… la verdad es que no me parece muy buena idea. Pero te firmo, buena onda…


- Ay, gracias!! Poné tu nombre y la cédula acá…


- Dale. ¿Birome tenés?


- Sí, tomá…


- ¿Vos no sos de acá, no?


- No, soy argentino. Bah, vivo hace dos años acá pero el añ… (salta la púa) Che, no es muy bueno ver tanta tele…


- Y sí, la verdad que no es tan bueno… Pero bueno…



Y bueno, si vos lo decís... Puse lo que (no) tenía que poner y fue el fin de una inolvidable y fugaz relación, modelo 2008.


- Bueno, ahí está.


- Gracias!!!


- Chau, suerte. Y no mires tanta tele…


- Jaja, dale…


Un rato después volvíamos a caminar con Nati. Desde el centro hasta la catedral y de ahí hasta los mercados de Colón abajo. Y vimos, entre otras cosas, un edificio en cuyas columnas se leen cuatro letras M. También un cartel que decía algo así como “Aquí comidas alegres”. Y hablé después con una amiga que no tenía para vender el maní triturado que yo necesitaba comprar, pero me sonrió y me recomendó un mercadito a la vuelta. Y vimos todo eso entre otras tonteras bajo el sol…
Cosas que mucha gente no va a ver en Archix, la señal de Multicanal que pasa animé, Naruto y todos los dibujitos orientales...


* ñembo = simulado, pretendido

jueves, 29 de mayo de 2008

Porc In Lingua Mendendé


Porc qui not evaniaten.

Let porc vei muerert e porco.

Sap viver om vertat ni su memta.

Gaut dande porca misoria.

Tu net verhsol á ndende min verthat.