miércoles, 21 de marzo de 2012

Un martes a las 5:35.


El último día en que tembló México el metrobús se detuvo inesperadamente en una esquina en que un hombre vendía unos martillos que me recordaron que tenía que poner unos clavos en unos tambores que toqué tres días antes con unos uruguayos que me dijeron que la cosa se había retrasado por la muerte de una señora que ya no estuvo el último día en que tembló México y el metrobús se detuvo inesp...

Es curioso como las cosas mas impensadas (o, quizás, mejor dicho menos pensadas) nos pueden recordar uno de los dramas más esenciales de nuestra existencia como seres humanos...



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