Esta es la curiosa historia de un país donde los libros dormían.
En las bibliotecas, en muchas escuelas y en cientos de lugares donde mucha gente trabajaba, muchos libros descansaban sin ser siquiera abiertos.
Las luces de las bibliotecas estaban siempre apagadas y sus ventanas cerradas. Sin embargo, en todas las casas los televisores estaban encendidos todo el día, aun cuando las personas los miraran sin pensar lo que veían.
Y así como los libros dormían, la gente vivía como con los ojos cerrados. No podía comprender muchas de las cosas que le pasaban, estaba ciega a lo que ocurría a su alrededor.
Y así la gente del lugar se perdía de todo lo lindo que desconocía y hasta sufría cosas que le ocurrían, aunque nadie pudiera comprenderlas...
Hasta que un día un niño, aburrido de no encontrar nada interesante en la tele, tomó un libro y lo abrió. Y lo leyó. Y después leyó otro y otro más. Y así siguió sorprendiéndose con la biblioteca ¡y leyendo hasta el día de hoy!
Y siguió leyendo, porque entendió que leer es crecer. Porque es como ver mucho más lejos sin ver, es conocer países lejanos sin tener que viajar, es escuchar a personas y personajes que vivieron hace cientos de años, es llenar nuestras cabezas de cosas que sólo pueden entrar allí a través de las palabras.
Y ese niño pudo aprender todo eso, y pudo aprender a pensar mejor cada una de esas cosas.
Y como todo cuento tiene un final feliz, éste también lo tiene. Tinelli se murió y nunca más salió en la tele.
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1 comentario:
no puedo dejar de pensarlo...temblando.
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