jueves, 31 de mayo de 2007

Essi Dobradu


Hola señora…
Se me ocurrió escribir esto mientras intentaba cocinar algo parecido a una sopa. Creo que está inspirado en viejas luchas de amigos que sufrieron y supieron irse.

Puede que este gómito sea todavía la lucha de algunos. Y la cadena de otros...



Me dobla.

Tu presión me dobla. Tu fricción me dobla. Tu asfixia me dobla.
Mi sudor. Mi agonía. Tu tenacidad y la piedad dormida.

Aguanté tu pie contra mi torso y tus uñas desgarrando mis sienes. Gimiendo en el silencio de mi serenidad.

Y no pude más.

Y me doblo. Y me doblan.

Tus ojos, ese grito espantoso de la boca maldita y la risa podrida. Y me caí.

Y como un clavo torcido, mi cuerpo todo se enterró en el piso. Puedo ver el ras del suelo arañando la punta de mi nariz, mientras el pelo me anuda los dedos de los pies y mi garganta vibra entre los tobillos. Y el culo se me entumece con el frío tornillo del piso.

Y el pecho ni se me infla, retorcido entre mis muslos y una columna de partes tensas y a la vez trémulas.

Me dobla. Y me doblás. Y tengo ganas de llorar.

Y la humedad del llanto me cala con frío en los huesos, que se van a romper. Se van a volver a doblar y ya no dan más.

Pero será sólo hasta que vuelva a salir.

Con mi cuerpo en dos.

Doblado de fuerza. Con el doble de ganas y con dos veces más voluntad.

lunes, 28 de mayo de 2007

Retrotrack 2.


Hola chico! Hace un poco más de un año me venía a trabajar a Paraguay. Y etonces me preguntaba cosas sobre el futuro y el laburo. Como ahora. Y escribía y guardaba. Como ahora.
Y no laburaba tanto (como ahora).

Y escribía cosas como poesías. Nada más que sin métrica y sin rima... La vanguardia es así.


A donde vas?

Te invito a mi futuro.
Al estreno de mi alma.
La inauguración de mi porvenir.

Vamos.
Entremos afuera.
Salgamos hacia nosotros.
Transitame mientras recorro tu pasado.

Casi completo el circuito que empieza en tus manos.
Termina en tu alma.
Casi no empiezo y casi termino.
Y casi conozco toda la geografía.

No creo que haya un camino.
Hay cientos de miles.
Hay uno.
Quizás no haya ninguno, ni lleve a nada.



Las ideas.

Las ideas se mueven, tienen peso.
Siento su inercia rondando mi cabeza.
Cuando salen, apenas discurren.
Casi nunca explotan.

No me rompen el cráneo.
Amaría una idea que me haga sonreír.
Una idea que me destroce
también es digna de mi admiración.

Es lindo recordar sentimientos fuertes.
Y profundos.
Es intenso recordar terribles sufrimientos.
Nos recuerdan lo bien que estamos.

Agradezcamos a Dios por todo eso.



aDios

Yo siento a Dios cerca.
Pero me siento indigno.
Una fuerza me acompaña.
Creo que me escucha.

Yo, sin embargo, no.
Parece que no escuchara sus mandatos.
Sólo disfruto de su compañía.
Maldito usurero. Ciego. Humano.

¿Dios regala? ¿Dios Castiga?
¿Que espera de mi?
No creo que pueda cumplir con él.
Pero siento su presencia.

¿Por qué está a mi lado?
Yo no debería estarlo.
¿Quién merece? ¿Quién sabe?
Yo no creo. Yo creo que no.



Guardo en Words

Salen las palabas.
Lejos de las ideas.
Independientes, con propia vida.
No importa que dicen
Son palabras.
Viven. Mutan. Fluyen. Nombran.
Banana, Purina, Cielo, Juego,
Entrecejo, Pelo, Confeso y Miedo.
Se escriben con mayúscula.
Son personas.
Tan grandes como las personas.
Son más nobles. Son inmortales.
De ellas vivimos. Ellas nos sobreviven.
Son las amas del universo.



Rima.

El cielo de la mea,
zumba vela perea.
Escucha canto talante
Álamo, aljibe, estanque.

Casita, fueguito, tierra,
Espada cuelga marea.
Vive, envuelve, pajarito
causa y efecto, prurito.

Magia, galaxia, ultranza.
Manada humana: Esperanza.
Inmensidad, cielo, hierro.
Demonios, el tiempo. Recelo.



Fuera.

¿Existe desterrarse?
Uno habita un lugar en el mundo,
o uno es mundo en busca de un lugar que habitar?
Mis cosas van conmigo. Ninguna se queda.

Se quedan las personas que viven en mí.
Van conmigo aunque sigan allá.
Uno nunca está lejos de ellos.
Como no se puede estar lejos de uno mismo.

De pronto te falta algo adentro.
¿La patria? ¿La gente? ¿El dulce de leche?
Los recuerdos de esas experiencias viajan conmigo.
Mi gente está en mi valija.

A dónde volver.
Dónde es nuestro allá.
Hasta cuándo es acá.
Voy o en realidad estoy volviendo.

Me pregunto mientras ando...

sábado, 12 de mayo de 2007

Cuando yo era un niño...


Hola amigos que han pasado alguna vez por aquí, y otras de largo hacia allá. Lo que estoy colgando ahora de este mi enrulado espacio digital son unos textos que escribí cuando estaba en la universidad.

Gracias a la genia y hermosa persona que es Imelda Ferrero y al profe Mauricio Mayol. Con ellos medio me di cuenta de que podía ser redactor... (cualquier queja o reclamo, a ellos).



El día de la O.

Siempre fui un personaje conflictivo. Mis grupos me ahogaban. Mis pares fantaseaban con el hedor de mi sangre fresca. Yo a la defensiva, agazapado. Expectante.

Esa mañana calurosa exageraba el desorden de mi pelo siempre largo. "Parece una montaña de pasto" decía mi viejo.

Llegaba al colegio con el gesto desinteresado y el desgano de siempre. Pero ese día no era como cualquier otro. El rigor de la asistencia obligatoria me empujó al festejo del día del estudiante.

Todos estaban exaltados, desarreglados. Transpirados, desaliñados y eufóricos. Desencajados de sí mismos, lejos del alcance de la autoridad.

Y llegó Omar. El grandote de Omar. Nos miramos fijos desde lejos. Gesticulé y respondió. El intercambio se hizo más intenso. Palabras y más señas.

Pasó cruzando la improvisada cancha de fútbol. El polvo en el ambiente acentuaba cierto aire fantasmagórico en su andar. Su aspecto feroz se hizo evidente ante los ojos del cuerpo de preceptores a esa altura alarmados. No pudieron detenerlo...

Lo demás lo olvidé.



Otra página.
Sólo cuando escribo, creo, puedo ser otras personas. O cosas. O ponerme en otras situaciones. Alguna gente tiene una capacidad llamativa de ponerse una investidura y actuar de forma extraña. A mí me pasa sólo escribiendo.
Cuando escribo me la mando. Debe ser sólo ordenar cosas que en mi cabeza están totalmente perdidas, inútiles, erráticas y desvariantes. Parece que recién ahí las puedo conocer.
No sé qué digo cuando escribo. Seguramente solo hablo de mí. El ego puede ser el que me carga el cartucho.



Yo no sé, yo no vi, yo no estaba...
¿Es ley universal como el dar y recibir en igual proporción? ¿Mero paroxismo, pasajero en la búsqueda de quien soy? ¿Justifica ser culpa y cargo? La demencia excesiva determina reiteradas cargas que al estar del otro lado, inclusive ajeno y negado, impiden sopesar las realidades de los verdaderos protagonistas e inhiben el vínculo. Transgrede la visión de la realidad hasta deformar la autoconcepción en el núcleo.

El silencio, la excitación, la ansiedad y la torpeza. El deber a la espalda y el freno desde las sienes por delante hasta la base. El error. Por pequeño que sea... ¡No! otra vez el error. La torpeza. Quiebre. Culpa. Las viejas cuentas. Mayor separación.

Espectador no me entienda, sólo léame y comprenda. O no. Que estas palabras vienen de otro lado, no de la razón que ya ha oprimido libertades en ocasiones incontables. Que no es la razón la que libera, que pesa y aprieta esto en otros lares de uno mismo.



(sin título)

No podría encontrarla en otra situación que no fuera mirando su foto. Sentada a la mesa lo invocaba. Sabía que vendría. No era un calvario sino una apenas angustiante vigilia. Cargada de ansiedad.

Cuando llegó no tocó a la puerta, se asomó y en el instante siguiente estaba dentro. Al siguiente entre sus brazos. ¿O fue ella quien se sumergió en su humanidad buscando ahogarse y nunca más salir de allí?.

Y así fue como tantas otras veces que celosamente guardaba en su memoria. Hicieron el amor como siempre. O como nunca. Fueron elegantes bailarines en un escenario infinito. Iluminados por la más azul de las estrellas fueron uno. Eran todo lo que necesitaba el otro y eran uno en el universo. No hay dios ni diablo que sepa contar, dar o quitar esa dicha.

Pero cuando la unión que los hacía inmortales termina, vuelve a correr el reloj de aquella espera. En este momento es cuando atormenta la angustia. Donde vuelve la conciencia y le cuenta de que todo es una gran mentira . Las ropas que se van calzando son una gran armadura que los separa infinitamente.

Se transforma. Lo odia. Pero lo ama. Hasta el próximo encuentro será todo para ella. Sabiendo que no podrá tenerlo, será aun más que eso. Aún tendida se abraza a su cintura y no lo deja ir. El se incomoda y trata de no lastimarla. Logra salir airoso y cree no haber terminado de destruirla, porque sabe que cuando vuelva la va a encontrar igual que hoy.



Al final...
Al final, ni tengo tantas cosas como creía ni las que tengo son tan buenas como parecían.
Al final, a veces creo que soy mejor de lo que antes pensaba que era. Pero antes no es ahora.
Al final, iba a escribir una sola línea y ya voy por tres.
Al final, nada parece justificar la cuarta, si lo que escribo es una cagada.
Al final, cuando estoy terminando una cosa me pregunto si me habrá servido de algo.
Al final, nunca sé la respuesta, si sé lo que sé y no sé que cosas sé por lo que hice.
Al final, este texto no tiene un hilo, y ni siquiera merece un final digno.
Al final, le llegó el final merecido.

miércoles, 9 de mayo de 2007

Los cuentos de Alicia


Alicia, la niña popular.
Alicia. Sí, yo también estuve pensando en ella. Pensé en mi propia Alicia, hasta que entendí que Alicia es una sola. La que todos imaginamos. Pensé en sus ojos, en el color de su pelo, en sus ideas y en sus zapatos pequeños.

Quise contar de su niñez (sabes que sólo tiene dieciséis). Pensé en sus primeros amores. En el olor de su casa y aun en lo que tú me contarías de ella.

Al final, terminó por escaparse de mis manos. Lo mismo que de su niñez, sus amores, su casa y de cada una de sus nuevas historias.



Shainy Alicia .
Alicia era la niña que nos iluminaba con sus ojos. Torrentes de alegría fluían al abrir sus párpados, recorriendo cada rincón de la casa. Cuando atravesaba el umbral, la ciudad amanecía. Y amanecían las flores y el rocío, aun bostezando cómodo sobre su colchón verde.

Amanecía la ciudad en un amanecer sin horizonte. Volvía a la vida cada esquina, se mullía cada banco del parque y sonreía cada adoquín bajo el peso más pesado, lleno de la ternura y el calor de sus ojos.

Ayer los cerró. Ayer todos morimos.

Y ahora es ella quien vive tanto más que nosotros…



Alicia Lost.
Alicia... Nunca supe cómo era. Primero la idealicé en una suerte de diosa que me liberaría de aquella prisión de soledad. Después creí que sería la madre de todos mis hijos (cuando dejé de creer que era mi propia madre).

Alguna vez la vi sólo como un invento del marketing. Ha llegado a resultarme tan pasional, efímera, deliciosa y pasajera…

Finalmente sólo fue otra de tantas maravillas perdidas. Y hoy me doy cuenta de que cien(mil) palabras no alcanzar para decir cómo y cuánto era. Y pienso en cuánto nos perdemos por pensar tanto, no sentir y mesurar nuestras palabras…

viernes, 4 de mayo de 2007

Atrévase a soñaaaaar!

Hola chicos. Sorprendido por las buenas respuestas que ha tenido el segundo post, continúo contando cosas que invitan a aportar sus letras. El tema es así: Sueños Locos. Resulta que me ha tocado soñar delires a pila y divagues astrales densos.

Aquí los cuento y, finalmente, la idea es que compartan aquí los suyos.


Juira bicho!
En Rosario conocí una nenita llamada Varinia. Muy buena onda la beba, excepto porque me llamaba “Mariano” (por hermano de Mariana supongo). Bueno, una vez soñé que Varinia iba caminando por el patio de la casa de mi abuela y se convertía en un insecto, chiquito y parecido a un repollito, de un verde claro y muy intenso y con patas. Acto seguido a su metamorfosis, rueda y cae a una rejilla de desagüe. Espanto y turbación.


Raro boicot de mi cerebro
Este sueño me mató. En serio. Bueno, en ficción de sueño pero en serio. Recuerdo que unos cuantos tipos (no menos de cuatro) me apuran y me rodean. Creo que atiné a defenderme, pero apenas llegué a ponerme en guardia cuando ellos se encuentran a mis espaldas y me cagan a tiros mal. La sensación fue increíble e indescriptible. Realmente sentí que me moría y esa sensación fue muy vívida (?). Bueno, aun con vida intento arrastrarme hasta una puerta que estaba a menos de dos metros de mí. Delante de ella recuerdo haber visto una escalerita de tres peldaños. No sé para qué quise llegar ahí, pero nunca llegué a abrirla.


Fucking 29 surreal real
 
Este es aun mas raro, porque fue una experiencia entre el sueño y el despertar. Estaba durmiendo al lado de mi novia. Ella sentada. Me despierto (realmente) y la miro. Veo su cara transfigurada a una especie de ñoqui gigante y deforme. Con textura de piel y soporte de hueso, pero muy deformado y retorcido. Dos segundos después del horrible susto, suspiro y cierro los ojos para lograr enfocar mi vista y mi cabeza en la realidad. Vuelo a abrirlos y miro de nuevo… Veo lo mismo! Mierda, qué pedazo de cagazo. Vuelvo a agitarme y a cerrar los ojos mientras me agarro la cabeza (todo es real) mientras ella me pregunta si estoy bien. Finalmente, vuelvo a abrir los ojos atormentados, la veo bien, entiendo todo, empiezo a superar el cagazo y la abrazo.


¡Que hacé papá!
Este es el sueño que me inspiró el post. Simple y dramáticamente, tres compañeros del secundario (no recuerdo cuáles) me hablan al mismo tiempo desde el mismo teléfono y a los gritos, y me dicen que mi viejo se suicidó. Después de despertarme angustiado y volver a dormirme, me entero (no sé cómo) que también se cortó las tetas (tetishas) y se ató una soga que apretaba las heridas antes de tirarse de un puente a un río. Tal fue la forma de matarse.


Bueno, la idea es que compartan en este espacio sus sueños más delirantes. Valen también aquellos felices y coloridos para diluir tanta oscuridad en estos primeros dos envíos…