… y de golpe cae el telón
y todo se pinta de negro.
Quebrando la resistencia
entra el destino, certero:
como hacha corta la última
rama seca del aliento.
Se acabaron las pastillas, el dolor
y el resentimiento,
y con el último respiro
el alma abandona el cuerpo.
Las imágenes y el túnel
-había una vez un cuento-,
la luz derecho al final,
el encanto del sosiego,
el repaso de la vida
en cadena de recuerdos,
la película infinita
hecha toda de momentos;
después de la nube negra
va de nuevo amaneciendo…
Y flota que flota el alma
y duerme y se enfría el cuerpo,
y se echa a llorar la esposa
y le pone el hombro el médico.
Y del otro lado del mundo
otra vida va naciendo.
Es otro lado del mundo
¿o es otro del Universo?
Y llega volando el alma
allá donde llaman cielo:
sin carteles ni señales
reconoce el paradero,
y acaba en aquella entrada
este recorrido en lo eterno.
Ve una que otra gente
y entre ellos un abuelo,
—voz gruesa, de ropa blanca
y que decía ser perfecto,
y de todo el creador
y de ojos que ven muy lejos;
que ni cumpleaños tiene
pues nació allá con el Tiempo.
Y andaba entonces el barbón
haciendo ahí de portero,
parando o dejando pasar
a quien iba a saltar el cerco
cuando al punto llegó el turno
del alma que dejara el cuerpo.
Y sorprendida se encontró
frente al porte de este abuelo
con aire de mandamás,
que hacía como de dueño;
que jugaba como a evaluar,
que juzgaba, aunque sonriendo.
Y entre las nubes se escuchó
la respuesta de un arriero
cuando el otro lo quiso atajar
para darle el visto bueno:
- Me disculpa usted señor
si creo que no le creo.
Yo digo que aquí llegamos
los dos por el mismo sendero,
y yo me tardé de más
o usté vuela más ligero…
Y no digo quesque fuéramos
ni hermanos ni tan gemelos,
pero entre los seres que vuelan
(désos que no tienen cuerpo)
no creo que haigan mayores,
mejores ni meroméros.
Me disculpa y, con su permiso,
voy pasándome pa' dentro,
y si hoy nos cruzó la suerte
en esta, la entrada al cielo,
anote, que bien le digo
la cencia de nuestro encuentro:
formamos la misma fila,
sólo que usté
llegó primero…