miércoles, 29 de octubre de 2008

bla, bla, bla…


Hoy amaneció con olor a día de fiesta. Con el mismo olor anochece, después de uno de esos chaparrones de atardecer que, cuando se van, parecen hacer salir el sol de nuevo y anaranjan las ciudades. Bajo el cielo son todas iguales, no jodamos. Acá, a 300 kilómetros, en Rosario, en el DF… a todos nos llueve igual, así como todos nos parecemos. Hoy también se pareció el aire al jazmín y el jugo a otra cosa que no me acuerdo.

Ahora los relámpagos descubren rincones y sombras en los edificios bajo el balcón. El río se escondió, transformado en un foso de una oscuridad temible e indeterminada. Canta Calamaro y me contagia las ganas de escribir tango. Me lo debo, pero desde hace unos meses no puedo escribir ni mi nombre. (¿Ochoteco con hache? No, Cristian tampoco). Antes de Calamaro pasaron unos cuantos, fue un día de música. Hay mucha Argentina, aun a la vuelta del viaje.

Estoy leyendo una historia del tiempo de la revolución. Esta vez la agarré con ganas y voy a buen ritmo. Al menos me acostumbro a los saltos de tiempo y me voy desasnando.

Estuve pensando también. Y me surgió (o quizás la vida me sugirió) una metáfora que creo realmente muy acertada. Y estoy tentado a pensar que no es por la pura vanidad del intelectual berreta. Pensé en el trabajo creativo para la comunicación, básicamente la creatividad publicitaria. Y el paralelo es el siguiente, hagamos el ejercicio juntos:

Rulo dice: Por sí o por no, ¿a vos te gusta hacer caca?

Vos respondés: … (Rulo supone que la respuesta es afirmativa)

Ahora…

Rulo dice: ¿A vos… te gusta la caca?

Vos respondés: … (y Rulo vuelve a intuir la respuesta, que esta vez sería negativa)

Y el punto es el siguiente: a mí, como a vos y muchos otros (de hecho todos los consultados, constipaciones más, hemorroides menos), me gusta hacer caca. Pero la caca no me gusta. Ni verla, ni tocarla, ni nada.

¿Y? Y me encanta mi trabajo. Tanto que lo defiendo y lo quiero aun cuando más se parece a la caca. Me gusta mi trabajo como me gusta hacer caca: me relaja, me da placer, necesito hacerlo. Pero aborrezco la caca que produzco a fin de cuentas y al final del gran ciclo publicitario: banalidad, superficialidad, consumismo, estupidez y más estupidez efímera.

Me gusta hacer caca y no me gusta lo que produzco y veo al final. Me gusta hacer publicidad e ídem.

Bueno, cosas como esa surgieron aquí y allá en este tiempo que, afortunadamente (iba a poner gracias a Dios, pero eso también lo estoy pensando) me estoy dedicando a pensar la vida, y no solo a vivirla. A veces pasa que apenas la transcurrimos, como si simplemente cumpliéramos con la asistencia para cobrar el presentismo… Así no, eh…

La lluvia también me diluyó a mí y al ímpetu de volver a escribir algo. El olor que parece jazmín vuelve exactamente en este momento como sugiriendo un buen momento para un final místico. O sólo pidiendo el fin al fin, sin nada de misterio. Calamaro terminó el repertorio y pide bis.

La ciudad es otra vez naranja pero ya del naranja alumbradopúblico y no quedan rastros de inspiración ni nada parecido. Pasan los colectivos y el camión de la basura. Será mejor así…

Todo cambio es bueno. Todo cambio es para mejor. Hasta cuando morimos.

Y con esta idea termina la historia. Y, por intentar que no termine tan desinflada y sin propósito, te cuento algo. A esta idea -todo cambio es para mejor-  hace poco la tomé para mi vida. Hace poco no, hoy. Y empezó siendo una idea para un comercial de televisión… Al menos se autoafirmó, dio el ejemplo y pasó de ser publicitaria a ideológica. Todo cambio es para mejor…

El final final queda a cargo de un amigo 2.0: como afirmó Horacio, los creativos somos como filósofos… pero de shopping.

jueves, 2 de octubre de 2008

Mis Letras del Mundo III


Amigos del BDR, como algunos de ustedes saben, alguien en algún lugar de Buenos Aires decidió publicar tres poemas míos en la antología Letras del Mundo, que sale a las librerías en febrero del 2009.

Debo decir que los poemas no me parecen realmente muy buenos, pero la alegría es tan grande que alcanza para compartirla con todos ustedes. Así que acá van... El primero creo que es el que vale la pena, el verdadero motivo del éxito (creo)...



Hijo

Hijo que has de venir,
¿cuáles son hoy tus caminos?
¿Ya tejió el punto el destino
en que los ojos vas a abrir?

Sé que faltan unos años
para verte jugar en casa,
llenarte de leche la taza,
y bajar tu fiebre con paños.

Pero tu papá hoy está loco.
Ya tiene ganas de verte
correr y crecer fuerte,
cantar mucho, estudiar poco…

Hijo hoy aun no sé
si venís varón o nena,
si tu nombre será Malena
o Juan Cruz te llamaré.

Pero tu papá ya te invita
y no va a hacerse el marmota:
juega bien a la pelota,
también a la comidita.

Hijo quiero darte amor
en un plato, con juego y palabras
y enseñarte abracadabras
para hacer salir el sol.

Y este mimo va a ser inverso
mañana, y con vos acá:
va a despertarme un "¡Papá!"
y hoy yo te acuno en un verso…

Hijo, vení que te espero
pa´ peinar un rulo pequeño;
es que ya te vi en mis sueños
y sin conocerte, te quiero.