jueves, 29 de mayo de 2008

Porc In Lingua Mendendé


Porc qui not evaniaten.

Let porc vei muerert e porco.

Sap viver om vertat ni su memta.

Gaut dande porca misoria.

Tu net verhsol á ndende min verthat.

martes, 27 de mayo de 2008

El sueño del libro (un cuento más o menos publicado)


Esta es la curiosa historia de un país donde los libros dormían.
En las bibliotecas, en muchas escuelas y en cientos de lugares donde mucha gente trabajaba, muchos libros descansaban sin ser siquiera abiertos.

Las luces de las bibliotecas estaban siempre apagadas y sus ventanas cerradas. Sin embargo, en todas las casas los televisores estaban encendidos todo el día, aun cuando las personas los miraran sin pensar lo que veían.

Y así como los libros dormían, la gente vivía como con los ojos cerrados. No podía comprender muchas de las cosas que le pasaban, estaba ciega a lo que ocurría a su alrededor.
Y así la gente del lugar se perdía de todo lo lindo que desconocía y hasta sufría cosas que le ocurrían, aunque nadie pudiera comprenderlas...

Hasta que un día un niño, aburrido de no encontrar nada interesante en la tele, tomó un libro y lo abrió. Y lo leyó. Y después leyó otro y otro más. Y así siguió sorprendiéndose con la biblioteca ¡y leyendo hasta el día de hoy!
Y siguió leyendo, porque entendió que leer es crecer. Porque es como ver mucho más lejos sin ver, es conocer países lejanos sin tener que viajar, es escuchar a personas y personajes que vivieron hace cientos de años, es llenar nuestras cabezas de cosas que sólo pueden entrar allí a través de las palabras.

Y ese niño pudo aprender todo eso, y pudo aprender a pensar mejor cada una de esas cosas.

Y como todo cuento tiene un final feliz, éste también lo tiene. Tinelli se murió y nunca más salió en la tele.

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lunes, 19 de mayo de 2008

El viejito.


Hacía frío. Estaba tapado con un plástico, sentado en bolas bajo la lluvia. No en bolas del cuerpo. Del alma, de afecto.
Sin más consuelo que un cartón de vino adentro. Y su propio calor y el humilde cariño que dispersó entre las personas que lo rodearon en el piso.
Porque llegaron unos enfermeros y lo ayudaron.
Y en seguida una cámara de televisión. Que mostró el abandono, la pobreza y la miseria. Del señor y de la gente. De la señal y la lente.
Y yo dije "noooo hijo de puta", "la puta madre" y "pobre viejito"...
Y volvió el viejito a agradecer y a suspirar un montón de veces. "Gracias hijo... gracias hijo..."
Y volvieron un par de piñas de la cámara. Las estocadas plásticas a la sensibilidad.
Dio gracias de nuevo y dijo que había cumplido 72. Y que no tenía a nadie. Que no tenía nada.
Y yo dije "la puta madre viejito..."
Y la reputa madre... Y ahí el agua y el frío. Y ahí en la vereda el viejito...
Y yo que estaba en la cama dije "cuando vuelva a Rosario voy a armar algo para los viejitos solos de la calle. Y les vamos a dar cosas que ellos no pueden conseguir y van a tener cosas para hacer y entretenerse y pasarla lindo hasta que les llegue la hora de no ser más viejitos que se van a morir..."
Y el cinismo de la cámara dando vueltas sobre el viejito. Y los enfermeros que lo ayudaron, antes y después del mate y la radio en la ambulancia.
Y yo en la comodidad de mi propio cinismo, tan cerca de tantos viejitos en esta ciudad...
Y otra vez pensé que algún día iba a hacer algo por esos viejitos. Y hoy amanece y vuelvo a pensar que alguna vez lo voy a hacer.
Y así...

Y al final hice algo. Hice la vista gorda. La gambeta larga. La huida rápida con la mirada disimulada.
Cantando para adentro para no escuchar lo que pienso. Dándole la espalda al viejito...
Como lo hizo la cámara despues de prostituir su soledad desnuda en la humedad y el frío.

Y escribí esto.

Y ahora pienso que una cosa tan insignificante a veces pretende parecer mucho, ¿no?

sábado, 17 de mayo de 2008

¿Cuándo?


Cuando te beso a la mañana y te acaricia mi olor.
Cuando el olfato no engaña y ese aroma es amor.

Cuando perdemos el control, cuando nos embobamos en la tele,
cuando las sábanas se enfrían y cuando la pantalla me duele.

Cuando te empujo hacia delante y quién sabe si es atrás.
Cuando apenas me decís “no” y siento que me maltratás.

Cuando bajo el sol de un sábado sentís que te llueve adentro.
Cuando somos carnaval de fuego y hay lluvia en el pavimento.

Cuando tengas la lengua mojada de dulce de leche y de ajo.
Cuando te recuerde el domingo “mañana volvés al trabajo”.

Cuando me gusta la comida ya sin sal ni mayonesa,
cuando mezclamos cosas lindas y la cama se hace mesa.

Cuando, inseguros de los errores, pensemos que andando erremos.
Cuando doy vueltas en el aire o me quedo en cama enfermo.
Cuando nos separe una pantalla y cuando nos una un termo.

¡También cuando te diga basta! Cuando no coma de tu pasta.
Cuando es más dura la dureza. Cuando empache la milanesa.

Cuando parece que futuro no hay.
Cuando te dejé sin pensar…
Cuando caminé yo solo. Cuando me fui a Paraguay.

Cuando dudaste, cuando mentiste.
Cuando esperaste, escapaste y te viniste.

Cuando iba a ser feliz, pero empecé solo y triste…

Cuando hagas las cosas que no sé si vas a hacer.
Cuando nos queme y nos duela lo que nos quede por aprender.
Cuando la noche de lluvia no sea nunca amanecer.
Cuando empiece a hablar en serio,
cuando deje de joder.

Cuando te acaricien mis manos,
cuando te aprieten mis brazos y mi boca te vuelva a morder.

Cuando sea plato o cama el escenario del placer.
Y la Paz al fin termine con la Guerra y el Poder.
Cuando algún mediodía no vayamos a comer.

Cuando nos sonría el sol o nos devore el cáncer.
Cuando la comida se pudra por no sacarla del taper.

Cuando llegue lo que ha de llegar.
Cuando recordemos lo bueno y lo malo,
y cuando nos riamos de eso y lo volvamos a olvidar.

Cuando el aliento se acabe y ni pueda respirar.
Cuando se corten las cuerdas y ya no haya guitar.

Cuando escriba poesía y cuando me estire la prosa.
Cuando volvamos a Rosario y pasemos por Formosa.
Cuando el dolor sea amarillo y el llanto nos huela rosa.

Cuando vuelvas a ver tele y yo vaya a Capoeira.
Cuando alguna vez al viernes le llamemos sexta feira.

Cuando cambiemos de país. Cuando haya caca y pis…

Cuando criemos un niño que me embobe de cariño.

Cuando me harte del mundo y no quiera trabajar.
Cuando el número sea tres y le enseñes a sumar…

Cuando vivamos en la montaña, en Bolivia o en el mar.
Cuando construyamos cabañas o volvamos a chatear.

Voy a recordar que te amo.
Y que es lindo vivir juntos.
Me va a costar pedirte perdón después de curarte los puntos.

Voy a abrir mis ojos de mañana sin sentir que es media cama.

Voy a ser ciego y creer siempre que quien está a mi lado, seguro,
también me ama.