sábado, 26 de abril de 2008

J.R.


Hoy gambeteo entre letras
por un sentimiento que es fuerte.
Y decime vos si no
tenés mucho que agradecerle
a quien yo le escribo hoy,
al mago del verde césped.
Guerrero de galera y bastón:
mi amigo Juan Román Riquelme.

..

Por la magia de tus pies
he visto mi rostro alegre.
Sonreí en el ´98,
también el último miércoles.
Y lo hicieron mis amigos,
Nestor, Pale, el Pato y Fede.
Y hasta en ese mundo de amigos
te metiste pa´ tallar
mil recuerdos que me envuelven:
tengo fresca en la memoria
una imagen en Formosa
cuando, gracias a Riquelme,
festejamos abrazados
volver a tener la Copa
que fue esquiva pero en La Boca
ayer, hoy y mañana duerme.
Y con toques de esa magia
pa´ jugar con la redonda
me mataste tantas veces,
que has marcado mi historia
y eso quiero agradecerte.

..

Varias veces lo escuché:
te insultaron con “Freezelme”.
Ojalá pudieran ellos,
-que con agravios desmerecen
tu pasión por la pelota,
tu talento y tu despliegue-
hacer un pase de magia
de los que sólo hace Riquelme...
Y aunque ellos, insistentes,
griten a los cuatro vientos
que sos frío e indiferente,
y te endosen su amargura
bautizándote “Tristelme”,
yo sólo te digo gracias
por llenar de amor y fútbol
los colores del Xeneize.
Colores que inflan mi pecho,
que me llenan la garganta
y tienen bien alta mi frente.
Y si arrugás la frente vos
y la boca se te tuerce
aunque luzcas afligido
-con la cara del “Tristelme”-
me alegro porque lo sé:
lo estás pariendo y se viene
uno de esos tiros libres
nacidos pa´ estremecerme.

..

Es tan mágico ese pie...
No sólo pinta sonrisas
mientras te veo por tele.
También me dio a conocer
un milagro sorprendente:
engendraste algo en común
entre mí y el Presidente.
El también hincha por Boca
y se alegra con Riquelme.
Y como si eso fuera poco
jugaste por defenderme.
No a Cristian Ochoteco,
no a mí personalmente.
Luchaste por los colores
de mi amada camiseta,
que en glorioso azul y oro
nuestros corazones envuelve.

..

Ojalá juguemos juntos
amigo Román Riquelme.
Ojalá vengas a casa
y alguna pisada me enseñes.
Y si ahora no podés
por jugar domingo y miércoles,
yo te espero, vení en enero
que mientras preparo el tere.

..

Me alegraste, emocionaste,
me hacés sobrar y envilecerme.
Pelear a las gallinas
y gozar a Independiente.
Y, aunque yo no sé llorar,
un llanto quizá aparece
después de comerte la cancha
en una final de julepes.
Por esto te escribí hoy
mi estimado J.R,
y por más que busque frases
pa´ poder agradecerte,
no me alcanzan un millón.
Las letras se desvanecen...

..

Sólo queda despedirme,
te veo mañana o el miércoles.
Gracias y abrazo de gol
querido Juan Román Riquelme.


martes, 22 de abril de 2008

lunes, 14 de abril de 2008

Pelotudo Yo.


Algunas veces en que me sentí más, más, más, más y más pelotudo que de costumbre...


1. Cuando, acostumbrado a hablar en el tierno y aniñado idioma de mi primita de 7 años, le dije al imprentero "¿LO ME DOBLÁS?". Necesitaba que me doble unos folletos...


2. Cuando compraba unos calzoncillos en un puesto en la calle y, despues de que la doña me mostrara toooooodos los que pudo, se me cagara de risa por los que elegí diciendo que eran los que "tenían menos onda". ¡Pero qué linda señora!


3. Cuando pasó algo complicado de explicar. Estaba nervioso y decidí tomarme una birra para que se me pasara la ansiedad. Fui al koreano a comprarla. A la vuelta, me encuentro con mi amiga Pil en la entrada del depto. Me dice "quiero una coca". Ok, volvemos al koreano a buscar la coca, yo con la birra en la mano.
Volviendo nuevamente al depto la llamo a la tía Tere para preguntarle si puedo tomarme la birra después de un ansiolítico (me había clavado uno un rato antes). Me dice que no, y que tome jugo de limón.
Volvemos a buscar limón al koreano y el viejo de mierda me ve por TERCERA vez en su despensa con la birra en la mano y, después de su eterno mutismo koreano, se decide a hablar para decir a los gritos: JA! SE TE VA A CALENTAR LA CERVEZA. Koreano hermoso, cándido, bello y amoroso, ¡por favor callate!


4. Cuando le dije a mi abuela "eeeehh... tenés menos onda que pelo lacio" y ella me respondió "y a vos te dicen brasilero porque tenés pelo de mota" (?)


5. Cuando, en uno de mis superados arranques de cleptomanía, sucumbí ante la tentación de afanarle la caipirinha a un tipo en un boliche. Estuve como 15 minutos sentado al lado del man juntando coraje. El vaso estaba a su lado sobre una tarima y, evidentemente, el tipo no le daba bola. Depués de muchas vueltas, lo agarro y salgo caminando con la típica y estúpida actitud de disimulo, como por las dudas de que el tipo me fuera a mirar.
Acto seguido, empino con entusiasmo mi nuevo vaso, abro grande la boca y trago un sorbo de caipirinha helada con dos o tres puchos apagados adentro. Plop!


6. Cuando, con la mejor onda del mundo, le pregunté a una panadera "¿Qué tenés de divertido para comer?" y me respondió "Yo cuando como, no me río..." Ah, tenés onda, eh. Te quiero mucho mostra...